domingo, 22 de octubre de 2017

La Puerta (Introducción)


Sé que casi nadie desdeña una buena historia de misterio. Y también sospecho que poco de lo que aquí me propongo contar, gozará del crédito del lector. Algo que, por otra parte, me importa más bien poco. He recibido el dictado de quienes, parcos en loas a mis virtudes, conocedores de mis defectos, también confían en mis dotes de cronista. Así sea.
Un dictado que me dispongo a cumplir cuando el cielo azabache, cúpula desde la que los dioses curiosos me acechan, trae consigo la tarde del 24 de noviembre de 2020 en algún lugar de Las Palmas de Gran Canaria.

Dicho esto, si lo encomendado ha de llevarse a cabo, conviene que conste en estas páginas una breve nota, previa al comienzo del relato de los hechos; que es la siguiente: Sobre cada dato, nombre, apellido o cualesquiera que sean los hechos de los que me hago eco, por ventura del mandato conferido, no puedo sino afirmar que son todas cosas ciertas. Y que, habiendo sido objeto de mi más escrupulosa comprobación, me permiten comprometer en este asunto el afamado honor de que goza mi nombre.
No disponemos de mucho tiempo. El reloj cabalga desbocado.
No me hagas explicarte cómo, inesperadamente, llegué a saber que en cada casa, en todas y cada una de las benditas casas de este maldito mundo, hay una misteriosa Puerta. Una misteriosa Puerta que tú, mi hermano, jamás has visto abierta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario