Cádiz va diciendo,
que si yo me entiendo,
con un hombre principal.
Y que hasta le exijo,
que me dé un cortijo
de murallas almenás,
Que soy el diablo,
que a la vez le hablo,
a un torero y a un marqués.
Y por la bahía,
viene en busca mía, cada
noche
un barco inglés.
Que el que a mí me quiera,
soy de una madera,
que le seco el corazón,
que donde he llegao,
fui como un nublao,
de ruina y perdición,
Y las gaditanas,
cierran la ventana,
pa no verme de pasar,
mientras lo maríos,
tienen escondío,
mi retrato en la almoha,
Con esas mentiras, mi fama
y sátiras a los viento
publiqué,
para que en tu memoria,
mi nombre de gloria
te parezca Lucifer
Porque este tinglao
yo lo he preparao,
pa que a mí me olvides tú.
Aunque yo me muera,
lejos de tu vera,
clavaita en un cruz,
Y a la dormidela,
cuando en la plazuela,
dan las dos y dan las tres,
si entre llanto y sombra,
mi querer te nombra,
yo le digo, cállate.
Cállate, suspiro, cállate,
que nadie pueda ver,
mi pena en carne viva.
Cállate y esconde mi querer.
Ni el aire ha de saber,
por quién estoy cautiva,
Soy una torre de silencio,
puesta en pié.
Y esta mordaza de dolor,
me vuelve loca.
Cállate, suspiro, cállate.
Ni muerta que yo esté,
ni muerta que yo esté
ay, que yo esté,
silencio y punto en boca.
Que maldiga de mis ojos,
ay de mis ojos,
que reniegue de mi pelo,
ay de mi pelo,
que en la sangre,
en la sangre se le enfríe,
los tizones, los tizones de
los celos,
Que se borre de su frente,
lo que ya no puede ser.
Y se olvíe, pa los restos,
de mis labios de clavel.
Cállate, suspiro, cállate,
mi negro padecer,
entierran mis sentíos.
Cállate y así podrá, tal
vez,
llegarme a aborrecer,
quién tanto me ha querío,
Soy una torre de silencio,
puesta en pié.
Y esta mordaza de dolor,
me vuelve loca.
Cállate, suspiro, cállate.
Ni muerta que yo esté,
ni muerta que yo esté
ay, que yo esté,
silencio y punto en boca.
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