jueves, 20 de octubre de 2022

YA A LA VENTA

 


Nos complacemos en presentar un drama sobrenatural fundamentado sobre un estricto realismo histórico, que retrata con fidelidad los tiempos actuales. Ideal para un público con criterio, ávido de historias que lo sorprendan, y que aún no sabe que desea sentarse cómodamente a disfrutar de El Cruce. 
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martes, 16 de marzo de 2021

La famosa leyenda del Monstruo de Tasso

E L   C R U C E

(y el vals continúa)

por    V I R N A   L U P I N O

Tres matinales tazas de café fueron necesarias para que aquella jornada de febrero Carina fuera persona. Con ellas había concluido otra mañana consagrada a sí misma, primero en la cocina, preparando el almuerzo; luego frente al ordenador, donde su último cuento recibía los retoques definitivos. Había tomado la famosa leyenda del Monstruo de Tasso, el gigantesco y pútrido gusano que habita en las profundidades de un atrio ajardinado, de un antiquísimo monasterio cercano al Coliseo, y la había remozado para los nuevos lectores...

Érase una vez… un variado grupo de hombres y mujeres, secretamente comprometidos con el noble objetivo de evitar su ascenso a la superficie de la ciudad, acuden cada día al jardín monasterial, donde se alza un huerto que cuidan con fingido esmero. En realidad, el cultivo de hortalizas es una excusa que les permite tener a la bestia bajo control. Sin embargo, una noche, el monstruo escapó. Siempre se sospechó que alguien dentro de ese grupo de vigilantes se las ingenió para abrirle un acceso que posibilitó la liberación del gusano. Las antorchas encendidas de la vecindad recorrieron la oscura madrugada sin éxito alguno. Barrios enteros, desde la Colina del Palatino hasta la ribera oeste del río Tíber -donde hoy se levanta el Trastévere-, fueron presa de su voracidad. Los desaparecidos se contaban por cientos, y el ánimo de los romanos -sin esperanza alguna en que alguien pudiera poner fin a aquella terrible situación- alcanzó la desesperación. Hasta que un viejo ermitaño que vivía recluido en el desaparecido Templo de Fauno, en la Isla Tiberina, ofreció una solución… Sólo alguien cuyo valor y fortaleza nazca de la posesión de un corazón puro podrá vencer a la bestia, afirmó convencido.

Escasos fueron los habitantes de la ciudad que se sintieron dispuestos a aceptar la arriesgada empresa de dar caza y muerte al Monstruo de Tasso. Entre ellos, dos hermanas. Sólo una de ellas poseía un corazón cuya pureza se igualaba al más noble de los materiales que haya existido nunca sobre la faz de la Tierra. La otra era mezquina, y sus sibilinas intenciones fueron siempre un misterio para todo el que la conocía, excepto, como es lógico, para quienes la padecieron. La primera de las hermanas se despidió de los suyos con gran tristeza, pues no tenía certeza alguna de si regresaría con vida. La segunda festejó su osadía en las tabernas de media ciudad -bebiendo y comiendo-, convidada por quienes celebraban su valor, antes de encaminarse hacia Villa Vecchia, en cuyos extensos campos arbolados se había ocultado el ruin gusano gigante. Las dos hermanas se adentraron en la frondosa arboleda por extremos opuestos. Aquella cuyo corazón refulgía de manera natural encontró, a los pies de una encina, a una bondadosa hada que desde hacía más de mil años vivía en aquel bosque. Ésta le entregó algo, un remedio, quizá un conjuro, puede que un arma afilada especialmente forjado para matar bestias gigantes. No se sabrá nunca, porque el conocimiento de ese tipo de remedios está reservado a las personas de noble corazón, y si se revelara sobre el papel podría ser leído por el individuo menos apropiado…

Lo cierto es que pasaron las semanas y nadie supo de las dos hermanas. De hecho, ahora que no había noticias del monstruo, los romanos volvieron a sus quehaceres habituales y casi habían olvidado la desgracia que poco tiempo atrás les había azotado. Sin embargo, como era de esperar, la hermana bondadosa acabó con el Monstruo de Tasso. Después seccionó su cabeza y lentamente la arrastró fuera del bosque, encaminándose en medio de la solitaria madrugada hacia la Isla Tiberina con la intención de mostrársela al viejo ermitaño que allí habitaba. Pero, poco antes del amanecer, cuando atravesaba el Puente Cestio, a la derecha de la isla, se encontró con su malvada hermana. Debes estar fatigada, hermana mía, descansa un poco, le dijo. Ésta accedió al ofrecimiento y, en un descuido, la perversa mujer de corazón podrido la empujó de lo alto del puente para luego enterrar su cuerpo sin vida allí mismo, en la ribera empedrada del río. Una vez hecho esto, la fraticida arrastró la cabeza del monstruo hasta el Templo de Fauno, donde esa misma mañana expuso su trofeo, contando a todo el pueblo los pormenores de su heroica hazaña. Les dijo que si había algo que la llenaba de pena era pensar que probablemente su querida hermana había muerto devorada por el gusano gigante, y las gentes creyeron su historia de pe a pa. En agradecimiento por sus méritos, la mala hermana fue agasajada por el propio rey, no faltándole honores, títulos y riquezas durante años…

Pero, por encima de cualquier cosa, incluso de la mítica epopeya de mármol y piedra que llena volúmenes de historia y arte, Roma es un manantial de fertilidad. Ése es su mayor enemigo -ella misma-, la fecunda naturaleza que devora sus calles y plazas. Así que tres años después, un brillante día de primavera -inesperadamente-, mientras unos niños jugaban a orillas del Tíber, uno de ellos observó entre las piedras un huesecillo tan blanco y pulido que creyó perfecto para hacerse un flautín con el que interpretar una melodía que había compuesto. Allí mismo lo talló con esmero mas cuando se dispuso a crear música sucedió lo prodigioso, pues la flauta literalmente cantó al son de las notas que el pequeño hacía sonar:

Simpático infante que me haces cantar,

escucha atento del suceso la verdad:

al Monstruo de Tasso su vida puse fin,

pero del puente que cruza el Tíber

mi hermana me ha arrojado aquí.

El niño, admirado por lo que acababa de acontecer, corrió presuroso a ver al rey. No tuvo tiempo de contar toda la historia, pues cuando estaba en ello, con el flautín en sus labios, el prodigio se repitió delante de todos los presentes, que quedaron maravillados. De inmediato, el rey ordenó cavar bajo el puente, apareciendo los restos óseos de la infortunada joven. Presto, el monarca ordenó arrestar a la homicida, que no pudo negar los hechos y fue metida dentro de un saco y arrojada al río, donde pereció ahogada...

sábado, 6 de marzo de 2021

¡Ay, Filemón...!

En Matuschek & Co. estamos muy orgullosos de poder contar con la escritora Virna Lupino para publicar -muy pronto- su nueva novela, El Cruce (y el vals continúa), que esperamos haga las delicias de sus lectores.



El Cruce (Próximamente)

En Matuschek & Co. estamos muy orgullosos de poder contar con la escritora Virna Lupino para publicar -muy pronto- su nueva novela, El Cruce (y el vals continúa), que esperamos haga las delicias de sus lectores.