La Heróica Leyenda de Hamlet




Hace muchos años, en el Reino de Dinamarca, existió un noble monarca preocupado por el bienestar de su pueblo. Sin embargo, inesperadamente, el rey murió -según dijeron- a causa de la mordedura de una serpiente.
La reina viuda, tan desolada por la pérdida como lo estuvo su hijo Hamlet, casó con Claudio, hermano del fallecido. El nuevo rey, en todo opuesto a su hermano, convirtió Dinamarca en una amenazante máquina de guerra para otros pueblos. Nadie pareció advertir cuán diferentes eran los dos hermanos, excepto el joven príncipe Hamlet.
Y, tan cierto como que la realidad nos es desconocida, el fantasma del desaparecido rey se presentó ante el apenado Hamlet para hacerle una importante revelación: su muerte no se produjo por accidente; fue su hermano Claudio quien le quitó la vida…
¿Qué hará Hamlet tras conocer la verdad? Esa es la cuestión que se resuelve entre las páginas de este clásico de Shakespeare adaptado para los más jóvenes lectores.





Esperando al príncipe Hamlet

Cuando la historia del príncipe Hamlet, nacido Amelethus, que significa hogar, vio la luz hace cuatrocientos años, las promesas al hombre provenían del cielo. Hoy, con el mundo al borde del precipicio, las mentiras que alientan esperanza están en labios humanos. Así que, antes como ahora, la incómoda presencia del príncipe danés se hace imprescindible; máxime cuando hablamos del menú literario de la juventud.
Esta adaptación es, lo sé, una elección arriesgada. Principalmente, porque la obra de Shakespeare no fue escrita para el público adolescente. ¿Qué interés podría tener la gente mediana, en las complejas tramas que se tejen en torno a la muerte de un rey a manos de su hermano? ¿De qué manera se justifica, en términos pedagógicos, la vigencia de "Hamlet"? Que sea la observación de la sociedad en la que habitamos, la que responda a estas cuestiones. Que el mundo que les dejaremos en herencia a los niños de hoy se pronuncie.
De modo que la nueva boda de la viuda Gertrudis, madre del príncipe Hamlet, la corrupción del poderoso –que se personifica en el hermano traidor-, y el debate interno al que nuestro protagonista se ve empujado –dividido entre tolerar el mal o combatirlo- es material lleno de nutrientes para una juventud que debe tomar conciencia de las ruinas por las que se pasea.
La familiaridad con esos conflictos es donde toman forma las motivaciones de carácter didáctico; y es que el relato muestra de manera sólida, a través del ejemplar compromiso de Hamlet con su conciencia, cuáles son las nobles actitudes de quien tiene estima por la verdad y la justicia.
Porque de eso va esta historia, de aprecio por la nobleza, la verdad y la justicia, ingredientes que conforman a las personas íntegras que no toleran la sumisión al poder que abusa.
A esto hay que añadir un detalle sumamente importante que suele pasar desapercibido: la muerte del monarca a manos de su hermano se produce por introducción de veneno en el oído. Se trata de la alegoría perfecta para expresar los riesgos existentes en escuchar –y creer- lo que no es cierto, lo que perjudica; aquello que se dice para someter la voluntad del oyente, con el fin de paralizar el espíritu crítico hasta lograr matar la conciencia.
En definitiva, la tragedia del bardo británico, por diferentes razones, sigue siendo muy recomendable, para jóvenes y adultos, después de cuatrocientos años.




Detalle del óleo realizado por la artista Patricia Sullivan para Hamlet
(2 abril 2017)




3 VÍDEOS DEL "HAMLET" DE MARIO GAS (2009)






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