Que de la triste ingratitud
te abrigue el gélido silencio.
Y que lo haga fuerte;
enfriando lo que hierves.
Cambiando en tus tinajas,
el vino por agua que sientes.
Que te abrigue el gélido silencio.
Y que lo haga siempre.
Con sus manoplas templadas;
que te susurre consuelos.
Pierde más quien no ama.
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