Introducción para
padres y educadores
Más de un tonto entregaría
su fortuna, a quien le garantizase la habilidad de conocer los más profundos
pensamientos de otras personas. Sin embargo, ese don existe desde hace
milenios, a través de la lectura. Lo que cada vez escasea más, es el interés
por leer, a pesar de que el acceso a la información y la cultura es cada día
más amplio y sencillo.
Si importante es estar
interesados por la visión de quienes nos precedieron en la observación del
mundo, no lo es menos el saber elegir adecuadamente qué vamos a leer. Ser
selectivos con lo que consumimos intelectualmente, es una de las tareas
pendientes del ser humano actual. Más aún cuando nos referimos a las lecturas
infantiles.
Siendo consciente de esto,
he seleccionado un relato que, en sí mismo, sintetiza varios conceptos de gran
interés para el aprendizaje; no sólo de los niños. También a los adultos
conviene recordar que la apariencia es sumamente engañosa; y que las respuestas
a nuestras necesidades se encuentran en nosotros mismos.
Es muy posible, que ninguna
otra historia haya cautivado a más gente en todo el mundo que El Mago de Oz. ¿Quién no conoce las
andanzas de Dorita y sus peculiares amigos, a través del Camino de Baldosas Amarillas?
Todo comenzó cuando el
estadounidense L. Frank Baum escribió El Maravilloso Mago de Oz, en 1900, relato al que daría continuidad con trece
secuelas. Inmediatamente después de la publicación, vendría su primera
adaptación musical para Broadway. Luego llegarían las variadas representaciones
teatrales, el cine, la televisión y el cómic.
Fue en 1939, cuando
Hollywood puso todos sus medios para adaptar el cuento a lo grande. No fue la
primera vez que El Mago de Oz era
llevada al celuloide, pero la versión que todos conocemos, con Judy Garland
interpretando a Dorita, se ha convertido en la más celebrada. Para mí, resulta
imposible adaptar el mundo de Oz sin antes pasar por este clásico del cine.
A través de esta versión, he
procurado que el nutriente original permaneciera fresco. Ese es el primero de
los objetivos de toda adaptación. El segundo, es que el público lector pueda
crear lazos de complicidad con la historia. Para ello, he actualizado las
necesidades de la niña, y las de los tres singulares personajes que la
acompañan, poniendo el acento en las cruciales circunstancias de nuestro
tiempo.
No porque antes no existiese
gente acobardada –como el león del cuento- ante el reto de salirse de la norma;
no porque el pasado no estuviese lleno de individuos fríos de corazón –como el
hombre de hojalata-, a los que los demás le son indiferentes; ni porque el
espantapájaros de Oz, sumiso a la mente de otros, no haya sido el pan nuestro
de cada día en la historia humana. De todo ello hemos tenido siempre en
abundancia. Son los críticos tiempos que corren, los que exigen de nosotros un
mayor esfuerzo por resolver esas necesidades. Resolverlas trae consigo la
evolución.
Pero, por encima de todo, la
más grande lección que este cuento de fantasía nos desea aportar, es que la
apariencia es falsa y siempre favorece a alguien; que la mente anulada, el
miedo paralizante y la insensibilidad emocional, son las mejores armas en manos
de quienes, como en Oz, se esconden tras la cortina. Qué mejor que un simple
cuento para comenzar a mostrar a nuestros niños, que ese es el mundo en el que
están creciendo.
Tavo de Armas
Tavo de Armas
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